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¿Cómo evaluar de manera clara?

  • ainaracarrero
  • 2 dic 2019
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 20 dic 2019

Lo más importante a la hora de evaluar es tener claro que la evaluación debe servir para que los alumnos aprendan, por lo que debe haber un feedback que les ayude a mejorar. Para facilitar el proceso, lo primero que debemos tener definido es nuestro objetivo, lo que queremos que nuestros alumnos aprendan, después, proponer el tipo de evaluación más adecuado para valorar si han adquirido las correspondientes competencias y por último plantear las actividades para hacer en clase que les permitan alcanzar las expectativas que nos hemos macado para ellos.

Además, no nos debemos olvidar de mantener a los alumnos siempre informados sobre el proceso de evaluación y su progreso, para que tengan en cuenta su situación y se apliquen más en el caso que sea necesario o continúen como lo estaban haciendo.

Por lo tanto, la evaluación más completa debería ser en la que tengamos en cuenta lo que se ha hecho, lo que se ha conseguido y cómo se ha conseguido, para poder analizar también la evolución del alumno. Esto lo haremos con distintas propuestas, como los cuestionarios de autoevaluación y coevaluación, para comprobar la perspectiva del alumno sobre su desempeño, los cuestionarios diarios y las rúbricas. Estas últimas son muy importantes, ya que se establecen distintos niveles de desempeño junto con la escala de valores, que se utilizará para comprobar si se han satisfecho los objetivos requeridos para alcanzar esa nota, de esta forma el alumno puede ser autocrítico sobre el trabajo realizado y estimar si necesita trabajar más para alcanzar sus objetivos académicos.

Al final del curso, nos interesa que nuestros alumnos hayan alcanzado la metacognición, es decir, la capacidad de conocerse a sí mismos y autorregular su aprendizaje, detectando sus debilidades y fortalezas.

Para ello, pueden basarse en la escalera de la metacognición, la cual se divide en cuatro niveles:


  1. ¿Qué he aprendido? Esta fase consiste en tomar conciencia del pensamiento.

  2. ¿Cómo lo he aprendido? En este punto, se deben recordar los pasos que se han seguido para llegar a aprender lo que nos hayamos propuesto.

  3. ¿Para qué me ha servido? Este punto resulta muy útil ya que el alumno toma conciencia de cómo va creciendo su conocimiento y las metas que ha alcanzado.

  4. ¿Cómo lo puedo utilizar? Por último, el alumno deberá reflexionar sobre para qué puede usar lo aprendido.


 
 
 

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